“Que Dios se lo pague”

Compartimos un cuento inédito del Prof. Gustavo Piérola, autor del libro «Sueños en la avenida oblicua. Historias del Atlético Echagüe Club»

Esa mañana era una mañana extraña, el calor que no quería irse en el inicio del invierno de 1999. Una fuerte neblina estaba tardando en levantarse lo cual acentuaba ese raro paisaje.
Jorge Galizzi sacó el auto del garaje en calle Pascual Palma y se dirigió a buscar a su compañero de comisión directiva Eduardo Bianchini a su trabajo en el Sanatorio La Entrerriana. Juntos se fueron al Arzobispado. Allá los esperaba otro directivo, José Urizar.
La reunión era importante ya que se trataba de posibles obras de gran envergadura en el club.
El Arzobispo de Paraná Monseñor Estanislao Karlic, mediante un llamado telefónico había invitado a la dirigencia de Echagüe a conversar sobre la posibilidad ya firme de que el VI Congreso Misionero Latinoamericano (COMLA) y el I Congreso Americano Misionero (CAM) se realice en el club y que por lo tanto eran necesarias algunas obras de infraestructura para recibir a los 3.500 delegados latinoamericanos entre Arzobispos, Obispos, Cardenales, Sacerdotes, Seminaristas, etc. que se acercarían a este primer encuentro americano.

Cuando los tres ingresaron por la puerta principal, en la primera de las amplias habitaciones del Arzobispado ya los estaba esperando el Secretario, Juan Alberto Puiggari quien los acompañó hasta el despacho del Arzobispo.

  • Sr. Bianchini, muy buenos días, me han hablado mucho de usted y de su gestión estos años como presidente del club y al frente del Sanatorio La Entrerriana – dijo Karlic al recibirlos.
  • Le agradezco Monseñor pero somos varios los que trabajamos por el club, él es nuestro tesorero – presentándole a Galizzi – y el señor es José Urizar el Secretario del club.
  • Claro, claro, me imagino que usted será contador ¿no? Sr. Galizzi y ¿usted?
  • Yo bancario Monseñor – respondió el Morta.
  • Pasen, pasen, ¿un café, mate? – ofreció el anfitrión.
  • Un matecito estaría bien.
    Monseñor Karlic tomó la palabra para ir directamente al asunto que los convocaba. Les habló de la importancia mundial de este encuentro y que era la primera vez que se haría en América y a pedido del propio Papa Juan Pablo II. El encuentro masivo y abierto al público sería – como debería ser – en la cancha del Club Atlético Patronato de la Juventud Católica. El encuentro privado entre los 3.500 Delegados se haría en un lugar acorde por lo que el estadio Luis Butta era el indicado.
  • Sr. Bianchini, a nosotros, Dios no nos permite firmar contratos con las empresas que se harán cargo de la obra – Karlic reía mientras hablaba – por eso van a ser ustedes los que pongan la firma y nosotros nos encargamos de
    gestionar el dinero, y si el dinero no aparece ya saben aquel viejo dicho popular “Que Dios se lo pague”.

    Jorge, Eduardo y José respondieron a la broma con una sonrisa un poco nerviosa ya que los montos de los contratos eran demasiado elevados y todos dependían de la voluntad de pago del estado nacional.
    Llegaron los acuerdos, se firmaron los contratos y las empresas iniciaron las obras: los baños del gimnasio auxiliar M.I. Bonell, las rampas para personas con movilidad reducida, las plateas en el estadio, los baños y vestuarios en el subsuelo del estadio, la nueva iluminación, pintura, etc.
    Estas obras significaron un gran avance para el club con una fuerte inversión muy difícil de lograr con recursos propios y más aún, en los momentos que estaba viviendo el país y en especial los clubes.
    Cada tanto Karlic aparecía por el club a observar el avance de las obras, siempre acompañado del Ing. Luis Ángel Moia responsable de las mismas.

    Pasó el tiempo, llegó el 28 de septiembre de 1999 y el inicio del COMLA-CAM en la cancha de Patronato inaugurando también su flamante tribuna norte ante la presencia de miles de fieles que acompañaron el Congreso.
    Al día siguiente fueron los encuentros en Echagüe y todos pudieron disfrutar de la comodidad y de los servicios que brindó la nueva infraestructura. En el interior del estadio se podía sentir todavía el olor de la pintura fresca recién terminada.
    Pasó el Congreso y el dinero para completar los pagos estaba demorado. La empresa de construcción, profesionales, pinturerías, pintores, casas de electricidad, electricistas, etc. se estaban poniendo nerviosos ya que los contratos firmados por Echagüe estaban vencidos en el tiempo y el dinero no aparecía.
    Nuevamente los directivos de Echagüe se acercaron al Arzobispado: el flaco Bianchini, el Morta Urizar, Jorge Galizzi y los acompañó también el Patita Müller . Los cuatro se encontraron en la puerta del edificio de calle Monte Caseros. Todos lucían en sus sacos el Pin que identificaba al COMLA.

Matecito de por medio tomó la palabra Eduardo Bianchini:

  • Sr. Arzobispo, creemos que todo salió como se esperaba; Argentina, Entre Ríos, Paraná y Echagüe quedaron muy bien parados ante la opinión pública y la sociedad en general. Los medios de comunicación así lo han manifestado.
  • Por supuesto Eduardo, todo salió como Dios quería, hasta hemos recibido palabras de agradecimiento y aliento del Sumo Pontífice y claro que Echagüe tuvo mucho que ver en el éxito logrado y ni hablar de toda América hablando
    de ustedes – respondió Karlic – pero supongo por sus caras que hay algún problema – siguió con una sonrisa.
  • Y sí Monseñor, es el tema de los compromisos, varias empresas, profesionales y operarios están presionando y algunos ya intimándonos legalmente por el pago de las deudas – continuó Urizar.
  • Yo creo que no hay otra vuelta, ellos van a tener que optar por embargar el Arzobispado o a Echagüe, ¿no les parece?.
  • Y, no creo que se animen con el Arzobispado pero ¿y a Echagüe? – siguió Galizzi con cara de preocupación.
  • Y bueno muchachos, ¿no se acuerdan lo que charlamos hace unos meses cuando empezamos con este proyecto?
    Los cuatro se miraron.
  • ¿Qué cosa Monseñor? – preguntaron al mismo tiempo.
  • Lo que les dije que les digan cuando lleguemos a esta instancia: “Que Dios se lo pague”. Todos quedaron muy serios, pero ante la risa contagiosa del Arzobispo entendieron que había algo más.
  • Queridos, ayer me llamaron de la Nación que ya están los cheques para cubrir la totalidad de la deuda así que quédense tranquilos, díganle a los acreedores que la semana que viene estamos saldando todo. Lo que no sé es si estos cheques tienen la firma de Dios y si no es así oremos para que tengan fondos. Ya casi es medio día, ¿les parece un vinito de misa para festejar?